La conciencia libre eventualmente asume ciertos desafíos. Me refiero al conocimiento de lo nuevo, al momento en que todas las concepciones anteriores, esas verdades asentadas pasan a trasformarse, enriquecerse, integrarse con otras ideas que se instalan en la visión interior de las cosas. Aceptar lo que consideramos nos conviene, en beneficio nuestro y como herramienta para trabajar en el beneficio de los demás, es una virtud del criterio que también suele llamarse apertura, sabiduría o discernimiento. Comienza diciendo Aristóteles en su Metafísica que “todos los hombres se empeñan por naturaleza en conocer”. Y en ello estamos durante este camino de la vida. Conociendo lo que somos, lo que no somos, la verdad que palpita tras las apariencias. Observamos, desciframos, intuimos, valoramos, entendemos.
Instante
Instante Agua que recorre mi piel Respiro El sol amaneciendo En mi imperturbable soledad Soy éter de luz Enigma del ahora Sin nombre En el bosque me reconozco Encuentro mi nombre Sin nombre No soy Me llamo nadie Me llamo enigma Me llamo sueño Luz Vida Silencio Silencio eterno Una voz que calla Y es música Un cuerpo que flota Y es rastro Del misterio Soy lo que no puede ser nombrado Soy la voz que duerme En el sereno brotar Del arroyo Soy el no nacido Que sin ser toma conciencia Y guarda silencio Como luz tenue Que inaugura el sereno comienzo Del sueño profundo Donde no soy Y el no saber Me alcanza Y me abraza Por siempre
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